La corvina blanca en Uruguay

La corvina blanca ha sido para muchos de nosotros y seguirá siendo para muchos más, el primer contacto con los "graneles" del Río de la Plata. Con ella hemos aprendido que los reel's traen una parte fundamental, llamada estrella, y que de su correaa regulación depende la pérdida o no de una pieza por im reventón de la línea no deseado. Al decir de un viejo pescador, es el primer paso antes de intentar la pesca de la corvina negra.

Este habitante permanente del río, es un fuerte luchador y no se entrega fácilmente, presentando una dura pelea al momento de cobrar la pieza. Normalmente viaja, o se estaciona para comer, en grandes cardúmenes. Soporta variaciones importantes de salinidad y su pesca embarcado se praaica durante todo el año.

Al igual que otras especies, abandona las zonas profundas acercándose a la costa para cumplir su ciclo reproductivo. Los primeros piques comienzan por el oeste y a medida que va transcurriendo el verano, los cardúmenes se van retirando hacia el este en busca de aguas de mayor salinidad.

Los meses de marzo y abril son altamente rendidores en toda la costa del departamento de Canelones, Maldonado y Rocha.

Esta temporada sin embargo, pesqueros tradicionales de Canelones, como "Los Corralitos" en Costa azul, Araminda, Cuchilla Alta o Balneario Argentino no manifestaron la presencia de las "rubias" hasta el momento de redactar el presente informe.

Temporada de pesca de la corvina blanca en Uruguay

Una incursión hecha unos días atrás por nuestro amigo "Chiche" Burgueño, viejo pescador de Atlántida (que no es igual que pescador viejo), a la zona de Sauce de Portezuelo, nos llevó a realizar el presente relevamiento en su compañía y la de Gonzalo Campaña, con quienes integramos en esta oportunidad el equipo de Uruguay Natural.

Viajando hacia el este por la magnífica doble vía de la interbalnearia que une Montevideo con Punta del Este, encontramos en el kilómetro 109.500 un cartel indicador que marca el inicio del balneario "Sauce de Portezuelo".

Ingresando a la derecha encontramos una calle de tosca paralela a la carretera que se extiende por varios kilómetros y en la cual mueren otras tantas que llevan directamente a la costa de una playa espectacular, sumamente ampHa y pareja en su conformación.

El acceso a la playa se hace muy fácilmente, ya que las calles mueren en unos estacionamientos precarios que se encuentran a no más de 80 metros de la costa.

El día 20 de marzo amaneció con un fuerte viento del cuadrante norte, lo cual hacía presagiar una bajante pronunciada del río, este es im factor importante a tener en cuenta, como veremos más adelante, al momento de elegir el día para hacer una incursión.

Desde nuestra base de operaciones en la ciudad de Atlántida, el viaje nos llevó un poco más de 40 minutos.

La vista impresionante de Punta Ballena, con su Casa Pueblo y Punta de Este a nuestra izquierda, contrastaban con los cerros de Piriápolis recortados en el horizonte a nuestra derecha, enmarcados todos ellos por un mar de un color verde indescriptible.