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Pesca de la corvina negra

El domingo 19 de setiembre amaneció con un fuerte viento del cuadrante Sur-Sureste; desde las primeras horas de la mañana, en la costa, gran cantidad de pescadores aprontaban sus baterías para una jornada de pesca.



En los días previos, algún pique de brotóla, burriqueta y anchoa los alentaba a apostarse tempranito en la playa al Este de la mal llamada "Piedra Lisa" (en realidad su nombre es "Piedra de los Banquitos"), en espera de cobrar algún ejemplar.



Los menos, pero los más conocedores de la zona, dejaron para la tarde la pesca y se dedicaron a juntar cangrejos colorados, el cebo más utilizado en la zona para la captura de la corvina negra.



Las condiciones eran óptimas, salvo el color del agua, que por la fuerza del viento no se mostraba lo suficientemente esmeralda y estaba teñida de un marrón pálido.



Sin embargo, algunos piques esporádicos y la captura de dos ejemplares de pequeño porte en los primeros días del mes, hacían abrigar las esperanzas de que este batallador pez se presentara a la cita.



La pesca de la corvina negra en Uruguay



Cerca de la hora 15, bajaron a la playa dos buenos amigos, mejores pescadores y obsecuentes seguidores de las negras.



Fernando Trócoli, heredero de la experiencia de su padre, al que conocimos y del cual también apreiíclimos mucho cuando comenzábamos a recorrer este camino, y Cándido Mira (el Vasquito), pescador de la nueva generación que supo aprender la técnica de los mayores y mejorarla con sus conocimientos, aprontaron sus artes y volaron los plomos en busca de sus esperanzas.



La respuesta no se hizo esperar y la caña de Fernando se dobló en una firme llevada, que a la postre resultó en una corvina de casi 18 kilogramos.



Gracias a la técnica celular, las llamadas se sucedieron una tras otra, y en pocos minutos, la playa se vio poblada por casi toda la barra, alertada de que las primeras adelantadas estaban presentes.



En la tarde hasta la caída del sol se cobraron siete piezas, todas de muy buen porte, y unas cuantas se perdieron, lo que dejó un saldo de un primer día de pique bastante bueno.



Durante la noche dos ejemplares más fiaeron capturados desde el muelle de la Piedra de los Banquitos, completando una muy buena jornada.



Hasta acá la historia, pero seguramente no es ésta la parte que más interesa a los ávidos lectores que no conocen esta particular pesca, y a la cual recomendamos por ser una de las inolvidables; así que de aquí en más, trataremos de dar detalles precisos de lugar, técnica y equipos que seguramente les facilitarán la tarea.

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